Mi cachorro es súper obediente

  

Por parte de personas que tienen un cachorro de dos o tres meses  escuchamos repetidamente esta frase o similares como “hace caso a la primera” u “obedece a todo lo que le digo“. Cuando la gente nos dice esto sonreímos amablemente, pero obviamente no nos lo creemos. El adiestramiento de un perro no es cosa de un día, sino que es un trabajo que se prolonga más en el tiempo, e implica una cierta madurez por parte del animal.

Lo dudamos…

Normalmente las personas que hacen estas afirmaciones tienen que repetir cuarenta veces la orden para que el cachorro lo haga, o da la casualidad que el perro se sienta o se tumba porque está cansado y entonces te dicen: “¿Ves? ¡Me hace caso!“.

Cada etapa tiene lo suyo y de cachorro un perro tiene que pasar su tiempo jugando y conociendo el mundo a través del mayor número de experiencias posibles. El amo debe aprovechar este tiempo para interactuar positivamente con él y establecer una buena relación. De la misma manera que a un niño pequeño no le delegas una gran responsabilidad ni le obligas a que se haga cargo de las facturas de la casa, a un cachorro tampoco le exigiremos.

Cachorro y obediencia, mala combinación

Durante este período el cachorro está en sus mundos de fantasía y es imposible cerrar un adiestramiento. Y si un dueño opta por intentar conseguir que obedezca al 100% y castiga al perro, las consecuencias a nivel emocional pueden ser muy negativas. Repetimos, éste no debe ser nuestro principal foco de atención en ese momento. Sí debería serlo conseguir un vínculo genial, porque será los cimientos de la futura relación, y fomentar buenos comportamientos. Podemos trabajar con el cachorro en el pre-adiestramiento, pero no buscaremos cerrar una obediencia porque ni es lo más importante ni es posible por la propia naturaleza dispersa del cachorro.